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Úrsula Álvarez Gutiérrez

Endomarch

He escrito antes sobre este tema pero durante este mes de marzo vuelvo a hacerlo porque es lo único que puedo hacer para visibilizar a un demonio.

Una de cada diez mujeres tiene o tendrá muy mala suerte, porque una de cada diez mujeres tiene o tendrá Endometriosis, lo sepa o no lo sepa. Lo que sí sabrá es que un pulpo de tentáculos ardientes y filudos le crecerá adentro e intentará tragársela con un tirón de hecatombe, como si quisiera darle vuelta del revés. Cuando una de cada diez mujeres tiene mucho peor suerte, su Endometriosis se complica, toma el apellido Profunda, y para honrarlo, cava adentro de su cuerpo, cava, cava, y una no puede ni gritar del dolor. Una cae y yace inmóvil, por puro instinto animal y muda, ruega que el dolor se vaya. Y el dolor se irá, hasta que vuelva cuando le dé la gana, porque de que vuelve, vuelve.
En todo el mundo, el mes de marzo es el mes de la Endomarch, un movimiento para visibilizar la Endometriosis. El día de la Endometriosis es el catorce de marzo. EndoGuerreras, se llama a las mujeres que enfrentan la Endometriosis, aunque nadie puede guerrear contra una terrorista. Los especialistas en Endometriosis son poquísimos en el mundo y los especialistas en Endometriosis Profunda son todavía menos. A las españolas les toma aproximadamente ocho años saber que el nombre del demonio que las habita es Endometriosis, en América Latina, más o menos diez años.
La enfermedad benigna, la llaman, porque no es cáncer aunque opera igual que él y hasta tiene cuatro grados como él, pero como sólo mata de dolor, nada más, es benigna, dicen. La enfermedad silenciosa, también la llaman y quizá en eso sí atinen, porque una no va por ahí contando que la tripa nos quiere comer.
Usemos este mes de marzo para visibilizar el nombre de un espanto. Ayudemos a la mujer que en este momento tiene un tirabuzón de fuego taladrándola de adentro hacia afuera, es una de cada diez, en cada país de la tierra. Este mes de marzo, intentaré explicar, otra vez, lo que una siente cuando quiere morirse porque una enfermedad benigna la está matando de dolor, nada más. Quizá sea una buena manera de agradecer la suerte que tuve. A mí me operaron tres veces por culpa de la Endometriosis y mi cuarta cirugía fue hace tres años y medio, por Endometriosis Profunda. Hasta ahora, tomo dos pastillas al día para que mi cerebro olvide el dolor que el demonio grabó a fuego.
Visibilicemos al demonio que ataca a una de cada diez. El mundo necesita médicos especialistas en Endometriosis. Ayudemos.

Úrsula Álvarez Gutiérrez

Santander, marzo del 2023

Imagen: ivi.es mitos y verdades sobre la endometriosis

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