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Úrsula Álvarez Gutiérrez

Tío Fernando | SIXTINA

"Hombre duro, arrogante y orgulloso, casi tanto como valiente, indomable e inflexible, vivió su particular aventura que le dio derecho a figurar como héroe de la patria y a sufrir también el crudo dolor del olvido de la misma.” Rafael González Echegaray. Capitanes de Cantabria.

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La explosión del Maine
El Purísima Concepción bajo el mando de Fernando Gutiérrez Cueto. Óleo de Duomarco. Capitanes de Cantabria.

El Cantábrico. 10 de julio 1898

Extractos de versos de tío Fernando escritos en su vejez y encontrados por la familia, gracias a mi prima Carmen por regalármelos:

Sin novedad en el frente pero malas en un diente,

es medio (mentir no quiero), pues que ni uno tengo entero.

…Rugiendo como un león (valga la comparación)

¿Que estos versos por lo malos merecen doscientos palos?

Si, mas tengan presente lo dicho del medio diente,

y que con dolor tan fiero mejor no los haría HOMERO.

Hay también otra razón, que el autor es ochentón.

Otra vez me hallo cautivo en la casa donde vivo,

la causa ahora no es el diente sino otra muy diferente.

La causa es la pajolera y asqueante carretera

que conduce a la estación y es baldón de Cabezón.

Hoy en lago convertida por la nieve derretida

donde podría navegar un paquevot de ultramar.

¡Ya tiene que ser valiente quien pasar por ella intente!

Yo, señores la verdad, no haré tal temeridad.

¿Yo que no lo hice en mi barco voy a ahogarme ahora en un charco?

Brindis por los novios en una boda:

Bueno pues, voy a brindar

porque en modo alguno quiero

por terco y majadero

ante vosotros pasar.

Y aunque sé que habrá señores

que se rían de mí a hurtadillas,

me arranco por “redondillas”

no malas sino peores.

Las musas no quieren trato

con viejos y cuando alguno

las quiere importunar

huyen diciendo “pal gato”.

Pensad pues si desatino

y se me enmaraña el hilo

que nací mitad por filo

del siglo decimonono.

Que en esa edad achacosa

así sea el más inspirado

rato, tiene ya apagado el astro y…alguna otra cosa

¡cómo no había de estarlo el mío!

Pero observo que divago…

voy a ver si me rehago

y salgo al fin de este lío.

Brindo pues justo lo creo

ante todo por los novios

que bogan ya sin agobios

en la barca de Himeneo.

Porque el lazo conyugal

con que el cura les ha atado

no sea como el del ahorcado,

¡vamos! Que no sea dogal.

Fernando Gutiérrez Cueto. Cabezón de la Sal, Cantabria, 1851 - 1939

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